LA MUERTE DE TANIA LA GUERRILLERA

(Extracto del libro próximo a publicarse: LA CAMPAÑA MILITAR CONTRA EL CHE GUEVARA.

Desde el 17 de abril hasta el 9 de julio de 1967, la banda guerrillera de Joaquín se mantuvo estática a la espera del retorno de la banda del Che que se había dirigido al sur, acompañando al francés Debray y al argentino Bustos, en su propósito de abandonar el país. No lo lograron y fueron apresados en Muyupampa.

Con Joaquín se encontraban Tania, los enfermos y «La Resaca», en total 17  guerrilleros;  en ese periodo no padecieron de tanta hambre y sed como fue el caso del grupo del Che, pues, se mantuvieron relativamente  estáticos  en las proximidades de Bella Vista y se abastecían cada dos o tres días, de la casa del campesino Carballo, hasta de humintas solían gozar (la huminta es en una pasta de masa de maíz cocido, a veces con un trozo de queso  y levemente aceitada y tostada en las hojas del maiz).

Su tranquilidad se vio interrumpida cuando su  posición fue detectada por el ejército y atacado en sucesivas oportunidades. En cada ataque el grupo cambiaba de posición; hasta que el 8 de agosto sufrió la siguiente baja, esta vez la víctima fue del boliviano Pedro, que cayó abrazando a su ametralladora Browning.

Según refiere el prisionero boliviano Paco, a Tania le invadía el pánico en cada ataque que sufrían. Su misión era escuchar la radio comercial para tratar de informarse por este medio sobre la situación de la banda de Che. Frecuentemente se veía obligada a  soportar las acusaciones de Braulio y Joaquin quienes la culpaban de haber provocado la separación de ambos grupos, de pasear por el mundo gastándose la plata de la revolución. Tania, entre sollozos argumentaba que ella se había sacrificado quizás mucho más que ellos. Cierto día, le pidió a Joaquin que la fusilara si había hecho algo indebido. Era la única que defendia a los miembros de La Resaca (todos ellos bolivianos y reclutados con engaños), por el mal trato que los cubanos les dispensaban.

Su vía crucis se dio inicio cuando el 8 de agosto Joaquin, habiendo perdido la esperanza de reintegrarse al grupo del Che, decidió operar por su cuenta y para esto, su columna bajó hasta las proximidades de Monteagudo; pero, en esta zona atestada de campesinos se percataron que resultaba altamente peligroso dejarse ver con ellos, ya que en lugar de simpatizar con su causa, delataban su presencia ante las autoridades políticas y militares. Constatado este hecho, Joaquin decidió dar media vuelta para dirigirse al norte, a la región de río Grande, donde por versiones radiales se informaron que El Che andaba por esa zona conocida por ellos, pues,en el  mes de febrero pasado habían realizado un reconocimiento en esa dirección.

Esta segunda contramarcha al norte, esta vez de casi dos centenares de kilómetros y no pocas veces salvando empinadas subidas por ese monte casi impenetrable y padeciendo de hambre y sed, les demandó enormes esfuerzos, particularmente a Tania que por una dolencia en el bajo vientre, retrazaba el ritmo de la marcha y por ese motivo era frecuentemente recriminada por el sanguinario Joaquin; en  en uno de estos incidentes Tania fue abofeteada. La acompañaba el cubano Alejandro, quien nunca más pudo reponerse de su enfermedad provocada por esa extrema inanición a la que se vio sometido en esa larga marcha de entrenamiento y exploración efectuada  hacia río Grande que fuea llevado a cabo al mando del Che el 1ro. de febrero y finalizada el 17 de marzo.

Así llegó el 31 de agosto. El grupo  de Joaquín arribó a las proximidades del mayor punto de referencia que la guerrilla conocía: LA CASA DEL CAMPESINO HONORATO ROJAS. Después de abastecerse en esta morada, los enviados de Joaquin acordaron con Honorato para el día siguiente por la tarde, ser guiados por éste hacia cierto vado de río Grande .

Para este fatal dia, el grupo de Joaquin,  de 17 combatientes que inicialmente contaba , se había reducido a 10.

En esa espera de 24 horas antes de ser guiados por Honorato a la zona de muerte donde donde serían aniquilados, aprovecharon para descansar y cocinar por última vez  los víveres proporcionados por la esposa de Honorato.

El Capitán Mario Vargas Salinas que se había puesto de acuerdo con Honorato sobre el lugar a donde debía guiar a los guerrilleros, con sus 30 hombres se discoló en ambas orillas y aguardó inmóvil desde tempranas horas la aparición del enemigo, hasta que, cuando el crepúsculo nautico vespertino llegaba a su ocaso, apareció el grupo encabezado por el campesino, quien para identificarse, se puso una camisa blanca. Tania marchaba en la cola de la columna.

El Cubano Braulio cruzó primero y escudriñó con su vista el entorno. Unos metros adelante se levantaba una pendiente de arena en cuya altura y mimetizados entre la espsura del follaje, una veintena de soldados lo observaban. Levantando un brazo en señal de avance, dijo a sus compañeros: «pasen, no hay problema».

El grupo avanzó y cuando todos ingresaron al río, el oficial al mando de los emboscadores, con un disparo dio la señal de fuego y la quietud del ambiente al instante se vio interrumpido por el desencadenamiento de fuego de 30 bocas de fuego. Braulio casi en el mismo instante giró sobre sí mismo, se tendió de espaldas y apoyó el cañon de su ametralladora Browning  sobres sus pies y alcanzó a lanzar una ráfaga sobre la pendiente matando a un soldado que imprudentemente se puso de pie  y casi instantaneamente el cubano recibió un tiro en el ojo derecho disparado por el soldado Argarañáz.

Con los primeros disparos, más de la mitad de los guerrilleros comenzaron a flotar muertos. De esta carnicería se salvaron tres: Los bolivianos Paco y Maimura (que minutos más tarde sería muerto a boca de jarro por el Cabo Tito, trinitario como él) y el peruano El Negro que logró huir con direción a Ñancahuazú y  el 3 de septiembre sería atacado y muerto por toda una Compañía.

Tania fue herida en el hueso de su brazo derecho que le hizo florecer sus carnes y al parecer murió ahogada, pues, cuando su cadáver fue rescatado tres días más tarde atascada en una piedra y a 800 metros de la zona de muerte, no le encontraron ninguna otra herida. Otro proyectil penetró su mochila e impactó en la cola del disparador de su pequeña pistola que la tenía guardada en la bolsa.  Esta diminuta arma de 9 milímetros, con empuñaura de color blanco, le fue obsequiada por el subteniente Eduardo Galindo Granchant a su comandante de Sección, el subteniente Molina Pabón, en reconocimiento al cumplimiento de su penosa misión de realizar con su patrulla la búsqueda y rescate del cadáver de Tania.

Cuando esta patrulla encontró su cadáver notaron que Tania tenía aferrada con una mano el asa de la tapa de una pequeña olla de fierro enlosado de color azul, asegurada con cuerdas clonteniendo arroz cocido. Se infiere que Tania, además de tratar de salvar su vida en esas turbulentas aguas, trató de no perder ese único sustento alimenticio del que disponía.

La patrulla, con el cuerpo a cuestas retornó al Puesto Comando de la compañía y un soldado procedió a levantar el inventario del contenido de la mochila de Tania. Además de alguna ropa interior, encontraron un libro, 100 dólares, su libreta de apuntes del tamaño de un celular aunque un poco más ancho (en realidad era la cuarta libreta de Tania) y lo más conmovedor fue una carta dirigida a un tal Vargas, residente en la calle Santibañez  No. 46…de la ciudad de cochabamba; le decía que posiblemte no saldría viva y le pedía que por favor le cuidara a «papi».

Vestía uniforme camouflado, botas y un cinturón de campaña.  Los soldados de Galindo, al ver su cadáver, se ensañaron emprendiéndolo a puntapiés, culpándola que por ella no retornaban a sus hogares. Fue enterrada en Vallegrande a donde concurrió el Presidente de la República, el General Barrientos. Tania era una vieja conocida de Barrientos, ya que se había acostado con él un año anterior el mismo día que se conocieron en un pueblito altiplánico donde ambos concurrieron a presenciar un acontecimiento de música folclórica. Por supuesto que la presencia de Tania en ese acontecimiento, no fue casual; esperaba entablar amistad con el mujeriego de Barrientos. No le fue nada difícil conquistarlo y se acostó con él en uno de las casas de la calle 3 de Obrajes de la ciudad de La Paz a donde el Mandatario solía llevar personalmente o por intermedio de sus edecanes, a sus casuales amantes.

2 pensamientos en “LA MUERTE DE TANIA LA GUERRILLERA

  1. Bueno Tania era simpatica, atrayente por su personalidad y además docente meses antes que ella vaya ho se incorpore a las guerrillas. Ella era la doente en el Goethe Institut de La Paz, sus estudiantes eran niñas de 8 a 10 años, todos la reconocieron cuando salio en Presencia la noticia a nivel internacional de su muerte. Por la fotografía. Ademas los que llevaban a los niños la mamá, el chofer, todos lamentaron su fallecimiento. De esta digna persona que la conocieron en el Goethe.

  2. que lamentable la vida de esta dama eso le llaman cabronismo de mujer en los rollos que se mete un ser humano por el sexo una dama lo tiene todo peo a veces le falta cerebro

Deja un comentario