CHINGOLO Y LOS DEPÓSITOS DEL CHE

ALGUNAS ACLARACIONES 

Durante el mes de agosto -67, cuando se procedía a descubrir los depósitos guerrilleros, el grupo de Joaquín se encontraba marchando hacia el norte, a la casa del campesino Honorato Rojas, con la remota esperanza de reagruparse con el grupo principal del Che, quien también convergía hacia este punto, desde el Este.  Los campamentos se hallaban cada vez más distantes, en el sur.

 

En el artículo que se transcribe más abajo, sus autores afirman puntualmente que fue Chingolo quien los guió a la mayor parte de los depósitos, porque los conocía muy bien, por cuanto, valerse únicamente de los croquis confeccionados por Ciro Bustos (confeccionó seis croquis), no hubieran podido encontrarlos, por ser meras referencias generales, nada precisas.

 

Al respecto. Un oficial de Inteligencia del Comando de  la Cuarta División, en el mes de diciembre de ese año (1967), en un informe escrito indica que la participación de Bustos para el descubrimiento  de los depósitos fue la clave, al haber confeccionado dichos croquis a cambio de continuar suministrándole sus remedios antiasmáticos y aminorar su condena a prisión; que también fue la clave para la identificación de cada uno de los guerrilleros a través de sus rostros dibujados por él.

 

Como afirman los autores de este artículo, las consecuencias del descubrimiento de los depósitos fue lapidario para la guerrilla y su débil organización urbana. Así por ejemplo, por las fotografías encontradas, fue identificada Loyola Guzmán y a los pocos días fue apresada en la ciudad de La Paz; la misma suerte corrieron otros y muchos tuvieron tiempo para huir (esto, debido a la difusión de información  de tales descubrimientos por los medios de comunicación oral y escritos), dejando abandonado sus funciones que en los hechos tampoco podían funcionar porque desde el principio, el contacto con la guerrilla se había perdido porque el enlace principal: Tania, no podía salir de la zona de operaciones y lo más elemental: la guerrilla no contaba con una radio que los enlazara con su red urbana.  La radio es tan vital como la munición para un  fusil. Sin tomar en cuenta otros factores y únicamente al factor RADIO, la guerrilla, de hecho, se auto aisló.

 

Varios años después, la zona de los campamentos siguió siendo visitada, no sólo por los ocasionales turistas, sino también por los buscadores de los fajos de dólares y en moneda boliviana, que se creía que la guerrilla los  tenía  escondidos en algún depósito aún no hallado.

El siguiente es el artículo transcrito inextensamente, de la revista EL CENTINELA (revista especializada del Instituto de Investigación histórica Militar), publicada en su primer número.

 

Sus autores son:

 

Teniente coronel Oscar Angulo Torné y Suboficial  Mayor Emilio Agreda Vargas.

 

 CHINGOLO Y LOS DEPÓSITOS DEL CHE

 

Joven:¿Me compras lotería? 

 Frase que dio inicio para ser reclutado al guerrillero más joven del grupo comandado por Ernesto Guevara en Ñancahuazú, a sus 15 años.

Al escribir este artículo sobre un episodio al parecer no conocido, no faltará quien se formule preguntas sobre su finalidad o utilidad, interrogantes que se las dejamos al criterio del lector.

Sin embargo, alertamos que los razonamientos no son tan simples, ni la realidad tan sencilla; lo que pretendemos es evitar la superficialidad y la parcialidad en la que casi siempre incurrieron escritores y articulistas, al referirse al tema o pasajes sobre las guerrillas de Ñancahuazú.

 

Su azarosa vida 

Hugo Choque Silva “Chingolo” nació en Oruro el 6 de agosto de 1951. A sus dos años su padre los abandonó a su mamá y dos hermanos. Permaneció bajo tutela de su madre hasta los 10 años. Estudió en Oruro hasta el cuarto de primaria.

 

En 1961 abandonó su hogar  trasladándose a la ciudad  de La Paz con un amigo de oficio lustrabotas; éste tenía dos cajas para desenvolverse en su actividad y convenció a Chingolo de realizar el viaje y que le prestaría una de sus cajas para lustrar zapatos. Llegaron a La Paz, sin conocer a nadie; inicialmente dormían en alguna puerta de calle en el barrio Garita de Lima que convirtieron en el centro de sus actividades. Rápidamente hicieron amistad con otros canillitas que los ayudaron a afiliar se al Sindicato y contar por lo menos con un techo para pasar las noches frías de esta ciudad.

 

Vendedor de loteria 

Después de un año como Lustrabotas, cambió de rubro como vendedor de lotería, la condición era saber leer y escribir y Chingolo estaba apto para desenvolverse en esta nueva actividad, no así su amigo que era analfabeto obligándolos a separarse, por lo que sintió mucha pena.

 Le costó mucho trabajo abrirse campo y conseguir clientes; la competencia con algunos compañeros que eran más antiguos, lo obligaba permanentemente a cambiar de zona de o de barrio.

 Después de tres años de lucha para consolidar más o menos su espacio de trabajo, este se le dio en las zonas de Alto Sopocachi, Tembladerani, Cancha Zapata y Alto San Pedro.

 Cumpliendo su rutina, a fines de febrero del 67, se dirige a una cancha de pelota de mano que frecuentaba permanentemente. En las escasas graderías había unas cuantas personas observando el juego, llamó la atención a Chingolo un señor bien vestido, se acercó y sin más preámbulo le dijo:

“¿Joven me compras lotería?”

Respuesta: No tengo suerte para estas cosas.

Chingolo: Tienes que tener fe, el mes  pasado aquí mismo le vendí a un caballero y se sacó terminación, me regaló 10 bolivianos.

Respuesta: Toma. Te regalo 5 bolivianos para tu refresco.

Chingolo: Gracias joven, a ver si otro día te animas.

Respuesta: No creo, más bien quiero preguntarte una cosa: Ganas bien vendiendo loterías?

Chingolo: No muy bien, me da para comer, pagar mi cuota al sindicato, comprarme alguna vez zapatos y si me sobra le mando a mi mamá que vive en Oruro.

 

Su reclutamiento 

Pregunta: ¿No te gustaría ir a trabajar a una finca en el Chaco?, vas a tener techo y  comida gratis y te alcanzará para enviarle una cantidad a tu mamá, tu sueldo mensual sería de 800.

Chingolo: No sé, tendría que pensar.

Respuesta: Pasado mañana tengo que irme a la finca, ¿Que te parece mañana a esta hora nos encontramos aquí mismo?

Chingolo: Esta bien joven, hasta luego.

 ¿Quién era este misterioso joven que incluso le ofreció trabajo a Chingolo? Nada más ni nada menos que Roberto Peredo Leygue (Coco)

 La sede de canillitas es el palacio de gobierno

 Al día siguiente Chingolo acudió a la cita, aceptó la propuesta y empezó su aventura como guerrillero, sin tener la menor idea del riesgo y el engaño al que se estaba exponiendo.

El 2 de marzo llegó al campamento Central de Ñancahuazú. Sorprendido manifestó: “Si esto es finca, mi sede (refiriéndose a la sede de Canillitas en La Paz), es el Palacio de Gobierno”.

Solo ví esta chapapa y el horno, igual que ahora mi teniente (este relato me lo hacía en el mismo campamento).

 

Todos somos iguales

Sin dejar de cumplir nuestras tareas diarias, algunas noches nos daban charlas de orientación de lo que es el comunismo, de que todos somos iguales, de la justicia social, de derrotar al capitalismo y otros términos que particularmente no los entendía. Sólo me preguntaba que: ¿Si todos somos iguales, por qué siempre yo y mis compañeros bolivianos  tenemos que traer leña, cocinar, llevar el café, cargar el equipo de otros, ser restringidos en la comida y no tener el derecho de opinar, preguntar, peor sugerir, porque Ramón (Che), ordenó se nos quite nuestro equipo, empezando por nuestros platos?

 

Pude ver dónde me había metido

Aproximadamente entre el 9 y 10 de marzo, desertaron dos compañeros (Pastor Barrera y Vicente Rocabado). Al enterarse Coco, su enojo era tal, que manifestó “a estos hijos de puta, aunque sea muertos; pero, los traigo”. Recién pude ver con claridad dónde me había metido.

 El 20 de marzo, a las 04:00 de la madrugada, partimos con rumbo al campamento Oso llevando maíz, arroz, yuca y charque; nos acompañaron una mujer y dos señores que recién habían llegado (Tania, Pelao y Danton).

 Llegamos al Oso a las 10 de la mañana y preparamos comida para el grupo expedicionario que llegó al anochecer. Fue la  primera vez que vi a Ramón (Che).

 

Un come mierda 

El 22 de marzo retornamos al campamento Central; mi grupo llegó a las 11 de la mañana, el  segundo grupo donde estaba Ramón llegó a la una de la tarde, éste empezó a increpar a Marcos: “Eres un comemierda”. Todo porque no había cumplido sus órdenes. Marcos le contestó: “Que él también era un come mierda, que si bien era el jefe de las guerrillas, no era dueño de esta”.

 El Che: “Te vas a regresar a Cuba”.

 Marcos: Ni muerto, primero me fusilas. Agarra su mochila y se retira en dirección de la entrada del río, cerca donde fue la primera emboscada.

 

El destino de los equipos capturados 

Según Chingolo, parte del equipo en la primera emboscada fue distribuido y cambiado entre los guerrilleros bajo control directo de Ramón. La otra parte fue trasladado hasta el campamento Clínica (dos kilómetros al norte aproximadamente) y fueron guardados en los depósitos.

Chingolo intervino también en el traslado de armamento y equipo capturado el 10 de abril en la emboscada de Los Monos. Todo este material fue guardado en el depósito del campamento La Poza (Piscina).

 

Teníamos que ser licenciados

Según Chingolo, el 24 de abril tenía que haber sido licenciado conjuntamente con Paco, Pepe y Eusebio, esta decisión se vio truncada por el apresamiento de Danton y el Pelao (Debray y Bustos).

 

Chingolo y Marcos 

Desde que se separaron en dos grupos, Chingolo y Marcos profundizaron su amistad, éste le ofreció llevárselo a Cuba si todo salía bien, incluso una vez le invitó café y cada vez que lo requerían con mandados sin importancia, Marcos decía que estaba ocupado por él. Cuando murió, se puso muy triste y lloró. Personalmente lo enterró el 3 de junio.

 

Chocamos con la unidad a la que ahora pertenezco

 El 11 de junio tuvimos un encuentro en la quebrada de Iquira. Serapio, nuestra vanguardia, murió de un disparo; dimos media vuelta y corrimos unos 700 metros río arriba, en este punto montamos una emboscada por si nos perseguían, por suerte no fue así, porque la unidad con la que chocamos es a la que ahora pertenezco como soldado (CITE- 2).

 

Escapando de la guerrilla 

Como teníamos tropas del ejército a ambos lados de la quebrada (Iquira), tuvimos que cortar por el filo de un cerro bastante alto. Pasando este, fuimos a dar a una zona que se  llama La Tapera, después de 7 días de marcha forzada. Buscamos un lugar adecuado para hacer un campamento rápido, mientras otros se dedicaban a conseguir algo de víveres de los campesinos de la zona. Durante la noche comimos bien y nos echamos a descansar. Al día siguiente (18 de julio), nos levantamos temprano y nos pusimos a preparar nuestras cosas para reiniciar la marcha. Como yo tenía mis cosas listas, pedí permiso para ir al servicio, me alejaría unos 50 metros. Cuando comenzaba a hacer mis necesidades percibí unos ruidos de pasos, cantimploras y unas voces muy cerca, inmediatamente me levanté y pede verlos.

Como desde días atrás ya pensaba escaparme, esta podría ser mi oportunidad  – dije. Al verlos muy cerca y que avanzaban en dirección mía, no me decidí a llevar a cabo mi plan, entonces empecé a acercarme con mucho cuidado, a ratos arrastrándome donde estaba el reto, sin sospechar siquiera el peligro que les rondaba. Me faltaban pocos metros para llegar; tenía que bajar una pequeña ladera de unos 5 metros. Al realizar este movimiento, había un 100% de seguridad de que me verían. Tenía que hacerlo costara lo que costara, ya que ellos (los del ejército), estaban cada vez más cerca. Mi decisión fue violenta, me arrojé por la ladera, como arrojándome a una piscina y empecé a rodar hasta chocar con Braulio, a quien le hice caer. Ya no había necesidad que los alerte, la ráfaga de ametralladora que rugió muy cerca el momento que me arrojé, les dio la pauta de lo que estaba ocurriendo.

Fue una sorpresa. Agarraron lo que pudieron para empezar a escapar. Nuevamente se me vino a la cabeza la idea de deshacerse del grupo, la oportunidad era buena por la gran confusión del momento, sin pensar dos veces empecé a subir el  cerro que estaba cerca, ahora es cuando – dije. Ahora o nunca y empecé a correr, después de avanzar unos 200 metros, vi que detrás mío venía Eusebio, era otro boliviano que no sabía lo que hacía, le manifesté que me escaparía, quiso desanimarme, no le hice caso; si quieres vienes conmigo le dije y continué corriendo.

 

Ahora estoy al servicio de Ud. mi teniente

Después de haber corrido unos minutos, miré hacia atrás y vi que Eusebio me seguía. Los disparos se seguían escuchando; no sabíamos  que suerte estaban corriendo los demás ya que ellos tomaron por otro lado.

Después de haber andado durante cuatro días sin probar alimento alguno, llegamos a la cercanía de la población de Monteagudo; antes de tratar de ingresar al pueblo, nos cortamos el pelo con cortaplumas y en este lugar pasamos la noche. Al día siguiente nos agarró el dueño del rancho junto a una patrulla militar y ahora estoy al servicio de ustedes mi teniente.

LAS COMPAÑÍAS CITE – 2 Y MAX TOLEDO EN LA CONQUISTA DE INSTALACIONES Y DEPÓSITOS GUERRILLEROS

 

La misión impuesta

El 4 de agosto de 1967, la Compañía CITE -2 y la Compañía del Max Toledo, recibieron la misión de maniobrar de sur a norte del río Ñancahuazú, hasta alcanzar los campamentos guerrilleros del Oso y Central, conquistados estos, realizar exploraciones a los 360 grados para descubrir instalaciones y depósitos subterráneos en la zona.

Para facilitar el cumplimiento de esta misión, se nos proporcionó algunos croquis  confeccionados por el prisionero argentino el Pelao (Ciro Roberto Bustos), detallando de una manera general, no precisa, la existencia y ubicación aproximada de los depósitos existentes en la zona, particularmente del campamento Central.

 

Eusebio y Chingolo en el cumplimiento de la misión

 Asimismo, fueron asignados a estas compañías, los guerrilleros capturados Eusebio (Eusebio Tapia Aruni), a la Compañía Toledo y Chingolo (Hugo Choque Silva), al CITE – 2.

Este último jugó un papel preponderante en la ubicación de estos; conocía las sendas de acceso y su ubicación más o menos exacta de cada uno de ellos.

Estoy seguro (Tte. Angulo), que si nos ateníamos solamente a los croquis elaborados por el Pelao, difícilmente los hubiéramos descubierto a no ser que en estos croquis se hubieran considerado distancias y azimut precisos, lo que no ocurrió, era como decirnos: “en este metro”.

 

Chingolo enmanillado 

A Chingolo nos lo entregaron enmanillado (con esposas). Descubierto el campamento  El Rubio,

después de varias horas de caminata, Chingolo pidió permiso para hacer sus necesidades, para esto tuvimos que quitarle las manillas.  Sorpresa. Se olvidaron darnos las llaves. El teniente Raúl Gonzáles muy hábilmente forzó las esposas con un cuchillo bayoneta.

Nos preguntamos. ¿Si en ese momento hubiéramos conocido las circunstancias en que escapó de los guerrilleros, le dábamos el permiso solicitado?  

 

Los depósitos 

Los depósitos se encontraban ubicados en lugares o campamentos intermedios siguiendo la ruta de la senda principal de 10 kilómetros de longitud aproximadamente, que une el campamento Central con el OSO, hacia el norte.

 

Depósitos de El Elevador (22 de agosto – 67)     

Ubicado a 500 metros aproximadamente al norte del campamento Central. Consistía en una especie de chapapa que seguía la línea de la pendiente de una colina, camuflada con la misma vegetación del área  (ramas, hojas y tierra). En este pusieron mayor cuidado en su construcción; su clasificación por artículos era más ordenado, particularmente el material quirúrgico y los remedios empaquetados en bolsas plásticas gruesas de polietileno.

El piso estaba construido por troncos cuidadosamente colocados como si fuera machihembre. Debajo del piso de tronco, existían como trampa varios cazabobos unidos a las bolsas de polietileno por un hilo de suturar que al levantar la bolsa, el hilo hacía unir los cables (positivo –  negativo), conectados a las pilas de cada cazabobo y producir la explosión. Esa era la intención.

Chingolo conocía cómo hicieron estas instalaciones y conjuntamente con el teniente Rolando Saravia, ingresaron al depósito y cuidadosamente cortaron los hilos quirúrgicos que unían bolsa – cazabobo a través de las rendijas entre tronco y tronco del piso.

Este fue el último depósito en ser descubierto y el más cercano al campamento Central. Chingolo no quería develarlo por miedo a los cazabobos.

 

Depósitos de campamento Clínica (12 de agosto -67)

Ubicado a unos 2.500 metros aproximadamente al noroeste del Central. Consistían en pequeños socavones implementados en farallones, a una altura de unos 6 o 7 metros. Para acceder a uno de ellos, se utilizaba una escalera rústica que la tenían bien oculta en un pretil del mismo farallón.

En estos se encontró parte del material bélico y otros, todo el material capturado en la primera emboscada y documentación valiosísima, como ser pasaportes, apuntes personales, notas de mensajes y tomas importantes, 35 hojas micro fotografiadas que sólo se podían leer con ayuda de una lupa. En su contenido se develaba los nombres de los contactos y colaboradores a nivel nacional.

También se encontró un maletín doble fondo que pertenecía al Che; contenía su libro de Medicina General, un libro para la implementación de cien micro industrias y que seguramente tenía desde que desempeñó el cargo de ministro de la industria en Cuba y una pistola calibre 25 Smith Wesson de 1.910, en excelentes condiciones.

En estos depósitos se encontraban los remedios anti asmáticos del Che. Aquí se dirigían Benigno, Julio y Ñato que después de 12 días de caminata en una zona tan peligrosa, no cumplieron su objetivo.

 

Depósitos de La Poza o Piscina (6 de agosto -67) 

Ubicado a unos 4 mil metros aproximadamente al norte de campamento Central; muy rudimentario, era una semi cueva cubierta por ramas. Lo ubicamos  el 5 de agosto, primer día en dar cumplimiento a nuestra misión. Después de alcanzar y descubrir el campamento Rubio, Chingolo nos  manifestó que yendo en dirección de la senda principal, antes de dirigirnos al campamento Central, se encontraba el campamento La Poza, donde se guardó todo el material capturado en la segunda y tercera emboscada.

Alcanzado el lugar indicado, el teniente Raúl Gonzáles y Chingolo se quedaron en el lugar,  el mismo que fue vaciado al día siguiente 6 de agosto, fecha en que Chingolo cumplía años. Una vez en el campamento Central con todo el material recuperado, se le cantó feliz cumpleaños; el suboficial Ledezma le regaló una lata de durazno al jugo.

 

Depósitos de campamento Oso (5 de agosto)

A ocho kilómetros al norte del campamento Central y a dos kilómetros del campamento Oso; rudimentario, consistía en una especie de semi cueva, tapada por una carpa camuflada por tierra.

A mediados de julio, la patrulla de reconocimiento Tolero al mando del cabo Francisco Villarroel García, llega la campamento  del oso, encuentra una libreta con información importante. El 5 de agosto, dos secciones de la compañía Toledo descubren los depósitos en el campamento Oso cuando se encontraban ejecutando una misión de rastrillaje a los 360 grados del campamento. Para este efecto adoptan el siguiente dispositivo: Una escuadra al mando del cabo Zenón Huanta por el flanco izquierdo, otra por el centro al mando del cabo Emilio Agreda y otra por el flanco derecho al mando del sargento sanitario Alejo Calixto  Condori.

 

Un descubrimiento accidental

Las circunstancias en que fue descubierto este depósito fueron muy especiales. El sargento Calixto Condori, en su recorrido caza una perdiz y corre a recogerla conjuntamente con los soldados de su escuadra; en una pequeña ladera, uno de los soldados descubre parte de una carpa de campaña que sobresalía de la tierra; el soldado informa al sargento, quien, disponiendo todas las medidas de seguridad, revisan cuidadosamente el lugar par evitar cualquier sorpresa, particularmente de trampas cazabobos. En una  segunda instancia, se amarra una pita al borde de la carpa que sobresalía de la tierra, se empezó a jalar y observamos que se trataba de un depósito particularmente de armamento y munición. Una vez hecho el inventario, se dio parte a la superioridad.

También se encontró un cuero de oso y una escopeta semiautomática, con la que posiblemente cazaron el oso. El cuero fue enviado a Camiri ante el tribunal militar, como prueba de la participación de Regis Debray en las guerrillas.

 

Los efectos del descubrimiento de depósitos 

Se desarticuló y se dañó profundamente la estructura subversiva a nivel nacional, (contactos, colaboradores y simpatizantes), limitándoles su libertad de acción, con los servicios de Inteligencia.

Al caer sus depósitos y  ser ocupados físicamente sus campamentos por fuerzas contra guerrilleras, se les quitó su espacio neurálgico de dominio, como si se les quitara su casa o una familia, amenazando sus intereses.

Se truncó la posibilidad de que ingrese un segundo grupo de guerrilleros a la zona de operaciones.

Se quebró y se inviabilizó definitivamente que los dos grupos (Che – Joaquín, se vuelvan a juntar), quedándoles sólo como punto de referencia la casa de Honorato Rojas; lo intentaron; pero, fue el acabóse para el grupo de Joaquín en Vado del Yeso.

Cundió la incertidumbre y la moral del Che y de sus hombres que se vio seriamente afectada al enterarse del descubrimiento de los depósitos manifestó: “fue el golpe más duro que hemos recibido”. Con esta opinión no ofrecía ninguna perspectiva de éxito; el terror y la incertidumbre se apoderaban en todos ellos.

El aislamiento de sus puntos de abastecimiento en la zona de operaciones, como el aislamiento con el interior de todo el país fue fatal y nos permitió imponerles nuestra voluntad.

Comenzando en el combate de Morocos, continuando con el descubrimiento de los depósitos y  finalizando en la emboscada de Vado del Yeso, se despejaron definitivamente los falsos rumores de que “los guerrilleros eran invencibles”.

 

Nuestras conclusiones 

Sin duda que el descubrimiento de los depósitos fue uno de los hechos más importantes de la contienda guerrillera de 1967 y el ex – guerrillero Chingolo, fue la pieza principal en la ubicación de cada uno de ellos, era parte de la llamada despectivamente “La Resaca”, que todo lo oían sin se escuchados, que todo lo veían al ser ignorados. El Che jamás se imaginaría que de “La Resaca” que él tanto despreció y ultrajó, un joven de 16 años sería el causante principal para develar la ubicación exacta de cada uno de los depósitos.

Con lo acontecido en Morocos, descubrimiento de los depósitos y Vado del yeso, era el momento oportuno para que el Che Guevara planifique su retirada o rendición, el riesgo de continuar lo llevó a l desastre.

Por último, a todos los que participaron en las guerrillas de Ñancahuazú el año 1967, queremos hacerles una reflexión: que no es lo mismo haber vivido un episodio real, que revivirlo históricamente; este último nos da una ventaja, el de permitirnos reflexionar sobre cada hecho, sobre cada episodio, enriqueciendo la experiencia vivida por cada uno de nosotros.

 

Las dos fotos anteriores son parte de más de cien documentos hallados en las cuevas. La primera es un a codificación específica para el radio operador que era el peruano Eustaquio.  La segunda fotografia es del peruano Julio Dagnino Pacheco, a quien el Che en su diario, lo cita como Sánchez.  Cuando El Chino,arribó a Ñancahuazú  y para cuya futura guerrilla Dagnino recolectaba armamento en Bolivia, aceptó seguir haciéndolo, pero, esta vez, para la guerrilla boliviana. Era uno de los poseedores de dinero de la guerrilla. Al ser descubiertos los depósitos, pudo huir y recién fue apresado en noviembre del año 1970 con un maletín que contenía 20 mil dólares; confesó que en la Plaza del Periodista de la ciudad de La Paz, hizo entrega de similar suma, a un enlace boliviano.

Un pensamiento en “CHINGOLO Y LOS DEPÓSITOS DEL CHE

  1. POR FAVOR DESEARIA QUE ME PUEDAN DAR MAS DATOS SOBRE LA ACCIÓN DE IQUIRA QUE PERTENECIA A LA ZONA A DEL PLAN DE OPERACIONES CINTIA DE LAS GUERRILLAS DE ÑANCAHUAZU dijo:

    POR FAVOR DESEARIA QUE ME PUEDAN DAR MAS DATOS SOBRE LA ACCIÓN DE IQUIRA QUE PERTENECIA A LA ZONA A DEL PLAN DE OPERACIONES CINTIA DE LAS GUERRILLAS DE ÑANCAHUAZU

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